El Madrid de Anabel Vázquez
Con 25 años viviendo la ciudad, Anabel Vázquez , cofundadora de Laconicum, conoce Madrid como pocos. Licenciada en Ciencias de la Información y con experiencia en museos como el MoMA de Nueva York, ha sido consultora de negocio y branding, Information Architect y Responsable de Patrimonio de Loewe. Además, ha publicado en más medios de los que puede recordar y escribe sobre moda, hoteles y tendencias, “la cara bonita de la vida”, como ella misma resume.
Su forma de vivir conecta con nuestra manera de entender las cosas: con calma, curiosidad y disfrutando de los pequeños placeres. Por eso la colaboración de esta temporada entre INDI&COLD y Laconicum nació de forma natural, como un encuentro entre dos mundos que creen en lo mismo: la belleza de lo sencillo y lo bien hecho.
Hoy, Anabel nos guía por su Madrid, una ciudad llena de vida, arte y lugares con alma.
Creo que me he ganado el derecho a vivir Madrid, porque le saco mucho jugo a la ciudad. Te pide mucho, pero te lo devuelve con generosidad. Llevo 25 años aquí y me sigue sorprendiendo la vida que tiene un martes cualquiera por la noche, lo estimulantes que son los encuentros que propicia y lo vibrante que es. Aunque es grande, cada vez más, es posible construirse una pequeña ciudad a medida, haciendo vida de barrio. Yo lo intento y creo que lo consigo.
Hay veces que Madrid me agota, pero hay un antídoto para esos días; dar un paseo por El Prado. Todo reproche que le quiera hacer a la ciudad se me pasa cuando estoy en la sala de Ribera, ante los Velázquez, los Fra Angélico o ante el Descendimiento de Van der Weiden, mi cuadro preferido. Suena a cliché y un tanto snob, pero es rigurosamente cierto. Pocos lugares más democráticos que El Prado.
Rogier van der Weyden, El Descendimiento, ca. 1435. Óleo sobre tabla, 220 × 262 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid. Imagen © Museo Nacional del Prado.
Me encanta pasear con y sin rumbo. Unas veces lo hago por el Parque del Oeste, donde tengo un rincón secreto, una especie de riachuelo donde me gusta ir a pensar o a des-pensar. Otras, me dedico a caminar por Chamberí, que es el barrio más grande de la ciudad y donde está uno de mis sitios clave de aperitivo, La Mina.
Me gusta comer o cenar en Fismuler, que nunca me falla y en donde todo funciona. Hay que pedir el Armando y la dorada con uvas y almendra. También me encantan La Llorería, creatividad y gastroalegrías y casas de comida como el Bogotá. Y muero por la pizza Diavola de León de Trattoria Popolare.
Soy bastante hotelófila y tenemos la suerte de que Madrid ha subido el nivel en los últimos años de manera asombrosa. Me gusta ir a final de la tarde al Urso, un lugar que me encanta (su spa es íntimo y delicioso) a tomar un vino sola o en compañía. Invita a la charla tranquila. También me encanta un café improvisado o no en el Mandarin Oriental Ritz, bajo la cúpula o un Negroni en Pictura. Y si me quiero escapar cerca de la Naturaleza, elijo el Alpino, que está en Navacerrada y es delicioso en cualquier época del año.
Siempre digo que no soy golosa, pero luego paso por La Duquesita y me desmonto. Me encantan sus palmeras de chocolate. A veces me encapricho por un cramique de Aux Merveilleux de Fred y lo disfruto mientras camino. También las trufas de Balbisiana, que son una perdición y sentarme en La Mallorquina a tomar un café con un bollo suizo, que tiene un algo romántico. Y prefiero no mencionar Alma Nomad, porque empiezo a salivar. Todo me gusta allí.
Fachada principal del edificio de la Fundación Juan March, en Madrid. Fotografía cortesía de Luis García (Zaqarbal), CC BY‑SA 2.5.
¿Más lugares que me encantan? La Fundación March tiene una programación impecable y un café-librería con mucha personalidad y la Fundación ICO, con sus expos de arquitectura; no me pierdo ni una. Ir a Formaje, con sus quesos con historia o visitar Loewe y su celebración de la artesanía española.
Me gusta mucho callejear por Salesas, con su escala pequeña y su encanto. Allí lo encuentro todo, la mencionada palmerísima de chocolate, la cerámica en La Oficial, los libros en la Machado, los desayunos de Hermanas Arce y, por supuesto, INDI&COLD, donde me gusta tocar los tejidos y verlos de cerca. Y allí abrirá en noviembre Laconicum su primera tienda física. Os esperamos.